Hay días en los que no sé por dónde empezar. No hay inspiración, no hay certezas, ni siquiera hay una emoción clara. Solo una niebla. Una especie de vacío que no es del todo triste, pero tampoco cómodo. Un punto medio raro, como si estuviera entre estaciones.
Y sin embargo, me siento frente a esto. A este teclado. A este intento de ponerle palabras a algo que ni siquiera sé si vale la pena compartir. Pero aquí estoy. Porque escribir, para mí, no es solo una manera de comunicarme con los demás. Es una forma de recordarme que existo. Que sigo aquí, respirando, intentando, resistiendo.
Tal vez hoy no tengo una reflexión profunda, ni una enseñanza que regalar. Tal vez lo único que tengo es esta honestidad desnuda: no siempre sé qué hacer con mis días. No siempre tengo claro el rumbo. A veces, solo me estoy sosteniendo.
Y eso también es válido.
Si tú también estás en un día así… quiero que sepas que no estás sola. Que no todo tiene que ser productivo, inspirador o perfecto. Que hay belleza también en el silencio, en el descanso, en no saber.
Y que, a veces, justo desde ese espacio sin forma… algo nuevo empieza a germinar.
Elige tu destino.
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Por: Maye Padilla (Si vas a copiar, al menos dame el crédito)