El verano siempre me ha parecido una estación especial, un espacio en el tiempo que invita a la transformación. Cuando los días se llenan de luz, siento que también mi corazón se abre para recibir nuevas oportunidades, desafíos y aprendizajes.
En estos tiempos que vivimos, la energía de cruzar fronteras se siente más fuerte que nunca. No solo hablamos de viajar o mudarnos a otro lugar, sino de atravesar límites internos, romper con viejas creencias y abrirnos a nuevas versiones de nosotros mismos.
Salir de la zona de confort no es fácil, pero cada paso hacia lo desconocido me ha enseñado que crecer duele y, a la vez, libera. Cada viaje, cada cambio, me ha dejado una lección que hoy forma parte de mi camino.
¿Recuerdan alguna experiencia en la que un cambio les haya transformado la vida? ¿Cómo enfrentaron ese momento? Para mí, el verano es un recordatorio para atreverse, para soltar lo que ya no sirve y para abrazar lo que está por venir.
Este verano, mi invitación es a que te preguntes: ¿Qué frontera interna o externa necesitas cruzar? ¿Qué estás dispuesto a soltar para abrir espacio a lo nuevo?
Este verano, más que nunca, es la oportunidad perfecta para abrirnos a nuevas vidas, nuevos amores y nuevas oportunidades que quizá ni imaginamos. Dejemos fluir, sin aferrarnos a lo que ya no suma, confiando en que el camino que realmente nos corresponde se irá dibujando poco a poco. A veces soltar el pasado, o a quien ya no está para caminar con nosotros, es el primer paso para recibir lo mejor.
Elige tu destino, y déjate sorprender.
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Por: Maye Padilla (Si vas a copiar, al menos dame el crédito)