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¿Residencia o privilegio? La paradoja de Tulum y la doble vara de la migración

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Hace unos días me enteré de algo que me dejó con un sabor amargo: en Tulum, las personas extranjeras que viven ahí —pero que no están regularizadas migratoriamente— protestaron porque no se les quiere considerar “locales” para entrar gratis al Parque Jaguar. Mientras tanto, los mexicanos que visitamos la zona, aunque seamos turistas del mismo país, tenemos que pagar. Y aunque parezca una anécdota menor, esto me hizo ruido… mucho.

Porque la pregunta de fondo no es sobre unos cuantos pesos de entrada. Es sobre qué entendemos por pertenencia, por justicia, y por dignidad.

Veo a personas extranjeras indignadas porque no se les reconoce como “residentes” aunque no pagan impuestos, no han hecho su trámite migratorio, ni han asumido las responsabilidades que implica realmente ser parte de una comunidad. Y claro, como viven ahí, sienten que ya tienen derecho. Exigen. Se manifiestan. Gritan. Luchan por ese derecho a ser considerados locales, aunque en los papeles no lo sean.

Y no puedo evitar pensar en el contraste con lo que vivimos tantos migrantes latinos en Estados Unidos. Allá, si protestas sin papeles, te arriesgas a que te deporten. Te detienen. Te silencian. La administración Trump endureció las políticas al punto de quitar protecciones a quienes ya estaban trabajando, aportando, criando hijos, construyendo una vida. Y ahora, con la cancelación del humanitarian parole, más de medio millón de personas de países como Venezuela, Cuba, Haití o Nicaragua se quedan sin permiso para trabajar ni protección ante la deportación. Y no hay protestas masivas que se escuchen. Porque allá, protestar siendo migrante indocumentado te puede costar la libertad.

Entonces, ¿por qué aquí se permiten ciertos privilegios solo porque “vivo en Tulum desde hace tiempo” pero no hay voluntad de cumplir la ley? ¿Dónde está el equilibrio entre la compasión y la justicia? ¿La residencia es un sentimiento o un compromiso real?

Y más aún: ¿cuándo va a saber el gobierno llevar la logística pertinente? ¿Cuándo van a saber cómo aplicar bien una medida sin que se vuelva una burla o un abuso? Porque al final, esa falta de claridad, de estructura y de control, es lo que permite que estas situaciones escalen al absurdo.

No se trata de dividirnos. Se trata de dejar de hacer el ridículo por unos pesos de entrada a un parque, mientras quienes sí pagamos impuestos, sí cumplimos las normas, sí vivimos los sacrificios, somos tratados como visitantes en nuestra propia tierra.

Estoy a favor de la diversidad, de la unión, de la convivencia entre culturas. Pero también estoy a favor de que se honre el lugar al que uno llega. De que si vas a exigir derechos, también cumplas deberes. Porque ser local no es solo vivir ahí… es pertenecer con conciencia y responsabilidad.

Y ya basta. Basta de la doble moral, basta de exigir sin aportar, basta de confundir turismo con colonialismo espiritual. No todo se trata de lo que puedes reclamar. A veces, toca callar, observar, y respetar.

JusticiaMigratoria #TulumNoEsUnPrivilegio #RespetoMutuo #GobiernoPresente #BastaDeDoblesVaras #EligeTuDestino

Por: Maye Padilla (Si vas a copiar, al menos dame el crédito)

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